sábado, 9 de enero de 2010

Mi Primer Amor


Tenía cinco años. Acababa de entrar al colegio y lloraba porque todas las mamás de mis compañeros habían ido a la actuación del día de la madre, todas menos la mía. Desde chiquito he sido bastante nostálgico para ese tipo de cosas. Lloraba sentadito en mi silla y tapándome la cara para que nadie se diera cuenta. En eso siento en algo encima de mis piernas. Era un caramelo. Tito, el niño que estaba sentado a mi costado lo puso ahí.
- Es para ti. Ya no llores. Otro día cuando venga tu mamá, las otras mamis le van a contar que lloraste y se va a poner triste. Come tu caramelo que ya va a acabar la actuación.
Suficiente. Estaba flechado. No me comí el caramelo, lo guardé por mucho tiempo. Es el único recuerdo que tengo de mi estadía en inicial y el primero que tengo de Tito. Durante los seis años de primaria no recuerdo haberle hablado; sin embargo, recuerdo que lo observaba mucho. Era muy delgado, jugaba muy bien al fútbol y le iba mal en todos los cursos menos en matemáticas.

En la secundaria, como siempre, yo era el típico cabrito en formación que maduraba junto a sus 5 divinas amigas, todas regias, envidiadas y obviamente deseadas por todos los chicos, entre ellos el buen Tito, que con el tiempo se había puestos más lindo de lo que era. Él como buen machote no me dirigía la palabra, por lo menos hasta tercero de media en que un cambio radical en el colegio lo ubicó en el mismo salón que yo. Convivíamos los lindos niños futbolistas, el cabrito (yo) y mis queridas amigas. La necesidad nos hizo patas. Él y sus amigos querían con mis amigas y eran concientes que ser buenos conmigo les traería beneficios con mis fieles compañeras. Gracias a eso me convertí en una señorita más, me defendían de cualquier bravucón y a cambio mis amigas salían con ellos de vez en cuando. Yo aprovechaba los conocimientos matemáticos de Tito para cambiarlos por sus tareas de inglés totalmente resueltas o por mis codiciados mapas conceptuales que siempre recibían un 20 en comunicación.

Tito estaba enamorado de mi amiga Rocío. Ella lo sabía y también sabía que me gustaba Tito. Quizá por eso nunca me contó que eran enamorados. Me enteré un mes después cuando los vi besarse en una fiesta. Aunque Rocío era mi amiga, me encargué de manera caleta que Tito viera sus defectos y misteriosamente terminaron por problemas que ella nunca entendió. Para mi mala suerte, a los tres días, Tito nos contó que se enamoró de una vecina. No podía hacer nada, no conocía ningún secreto de esa putita como para convencerlo de que la deje.

Mi mejor recuerdo de Tito llegó en quinto de secundaria. En la clase de electricidad me senté junto a él. Éramos 4 personas hablando de penes en el curso más masculino de la curricúla. La conversación de salió de control y Tito dijo que Pepito quería tomar aire. De repente sacó su pene y lo agitaba mientras todos se reían caleta para que el profe no se diera cuenta. Yo no me reí, tampoco dormí. Había visto a Pepito!!!, mi vida no volvería a ser la misma.

Exactamente un mes después de acabar el colegio encontré a Tito en el messenger. Ya no estudiábamos juntos. Nadie me podía castigar. Podía decirle lo que quisiera.

- Hola.
- Habla, como estas!
- Bien. Que chévere que te encuentro. Quería decirte algo hace tiempo.
- Que???
- No lo vayas a tomar a mal.
- Que???
- No te vayas a molestar.
- Que???
- Tú siempre me has gustado. Desde chiquito. Es más, creo que hasta ahora me gustas.
- Asu.
- Sorry, pero te lo quería decir.
- Chévere.
- Qué es lo chévere?
- No sé. Pero quería decir chévere. No sé que decirte.
- No tienes que decir nada. Me basta saber que estás enterado.

No necesitaba más. Nunca necesité más. Han pasado 7 años y mi querida profesora de danza me invitó a bailar en el colegio para el aniversario. No dije que sí, simplemente le respondí: “No te olvides de llamar a Tito”.
Tito tiene enamorada desde hace 4 años. La conozco, estudió en el colegio en una promoción siguiente a la nuestra. Celebramos el reencuentro y en plena fiesta pelearon por un mensaje que llegó al celular de él. No entendía bien lo que sentía pero sabía que tenía que hacer algo. No fue complicado convencerlo que me acompañara a la cocina. Nos quedamos ahí varias horas. Tantas que su enamorada se molestó y se fue furiosa. Sentí que no había pasado el tiempo. Sentí que recién me había dado el caramelo en la actuación. Sentí que aún le hacía las tareas de inglés. Sentí que Pepito seguía exactamente igual.

Mi Chico del Año (Parte 2)

“Has vivido 21 años de tu vida sin conocerme. Así que estoy seguro que podrás seguir viviendo sin mi”.

Desperté y Bruno se había ido. Me había dejado una nota que hasta ahora adorna mi computadora y hace juego con su foto que uso de fondo de la pantalla. No contestaba mis llamadas, ni mis correos. Desde ese primero de enero habían pasado ya ocho largos meses, dos sin hablarle por lo que me hizo, pero aún seguía enamorado de él. Sentía que lo que sucedió fue un acto desesperado para herirme y olvidarme de lo que sentía, pero no lo conseguí. Mi querida Pilly se encargó de presentarme a los chicos más lindos de Lima, pero ninguno era Bruno, ninguno tenía ese espíritu que me había conquistado a mí y a mi familia que lo extrañaba tanto como yo y que luego me enteré tenían encuentros a escondidas. Decidí que mi vida tenía que continuar, empecé a salir como antes y a llegar a mi casa sin saber cómo. Una de esas noches recibí un mensaje de texto. Era de Bruno. Unas cuantas palabras que me volvieron loco.

“No sé que has hecho conmigo pero te extraño mucho. Tengo miedo de acercarme a ti, no quiero hacerte daño”.

Era cierto. Si lo tenía cerca me cagaba más, pero si estando lejos igual sufría, daba lo mismo si lo veía o no. Nos mensajeamos por varios días. Como en la quincena de setiembre lo volví a ver. No había cambiado nada, ni su pelo, ni su barbita rala, ni su trasero, ni sus coquitos, ni mi amor por él. Lo abracé por todo el tiempo que lo no tuve cerca de mí.
- Quiero que no confundas las cosas, Marcos, vamos a ser amigos.
- Vas a ser mi amigo, pero eso no va a cambiar que esté enamorado de ti.
- Ahora, ya no me voy a poder quedar a dormir contigo, pero como te quiero y sé que te gusta abrazar algo mientras duermes, te vas a quedar con mi elefantito morado, esta bien?
- Gracias, niño. Eres demasiado lindo. Nunca entenderé por qué no quieres estar conmigo.

Estaba absolutamente obseso con ese guapísimo niño de pelo desordenado. Pero el trabajo y las responsabilidades hizo que cada vez nos veamos menos. Trataba de hacer lo que sea para estar conectado a Bruno. Cada uno en su casa compraba la misma película y por teléfono contábamos hasta tres y poníamos play en el DVD, así la veíamos juntos y no necesitábamos ir al cine. Preparábamos un fin de semana espectacular pero me mandaban de comisión a último momento y los planes se arruinaban aunque al final del día me esperaba en la puerta del canal con mi cuarto de libra del Mc Donalds del que él sabía que era adicto. Me acompañaba a casa para conversar pero terminaba tan cansado de trabajar que me quedaba dormido y no podía escucharlo. Yo lo quería igual, pero él necesitaba de su mejor amigo. Las cosas no iban bien con su papá y se sentía solo. Mi trabajo se recargó y mi casa era un stress absoluto. Mi tiempo para Bruno era poquísimo, aunque seguía intacto en mi corazón. En la quincena de noviembre recibí un mail.

Tu me necesitaste y yo estuve ahí, dejé mi vida por ti y tus prioridades por ti y me encuentro feliz de haberlo hecho, pero en este momento de mi vida tengo que ser egoísta y solo preocuparme por mi y en mi bienestar. No te digo esto de frente porque sé que no podría. Tú necesitas no depender de nadie. Yo tengo muchas cosas en que pensar y ya no puedo ver por ti. No creas que te abandono, simplemente me iré hasta que me sienta capaz de volver a protegerte. Cuídate mucho.

No podía llorar. Creo que cuando sabes que algo es realmente grave, las lágrimas no te salen. Sentía que ahora sí lo había perdido. No podía hacer nada, no tenía ganas de trabajar, ni siquiera de levantarme. No sé que cara tenía pero mi jefe me vio y me llevó a su oficina.

- Qué te pasa?
- Problemas. Esas cosas que no te esperas y que te arruinan el día.
- Esos problemas tienen nombre y apellido?
- Nombre, apellido y un gran pene.
- Marcos, tu y yo sabemos que ese no va a ser el único gran pene de tu vida.
- Lo sé, pero este era especial.
- Nadie te dice que lo olvides. Simplemente creo que es hora que lo almacenes como un buen recuerdo.
- Es complicado, pero lo intentaré.
- Descansa un par de horas. Te necesito alegre en esta oficina.

Salí del canal y regresé dos horas después absolutamente sonriente. Bruno había salido de mi corazón y de mi mente. Ahora está en mi espalda. BRUNO. Así dice literalmente. 12 meses después regresé a la misma playa donde lo conocí. Ha pasado un año exactamente y todo está igual, salvo por mi nuevo tatuaje. Es mi forma de recordarlo, de recordar el año que se fue, del mejor polvo de mi vida, de su sexy trasero, de sus abrazos intensos, de su pelo alborotado con gel, de su cuerpo perfecto, en fin, mi año con ese chico que quizá no vuelva a ver.

Mi Chico del Año (Parte 1)

¡Cinco, cuatro, tres, dos, uno... Feliz Año!!!. Arrancaba el 2009 en Cerro La Virgen, absolutamente ebrio y abrazado de un tipo que no conocía y que se aprovechó de mi calamitoso estado para darme un beso. Llegué a la playa con mi mejor amiga repletos de chelas y dispuestos a perder la conciencia. Había terminado con mi enamorado hace 3 días y necesitaba olvidarme de los chicos por un tiempo. Escogí un pésimo lugar para hacerlo. La borrachera se me quitó cuando vi a Bruno moverse al compás de las Pussycat Dolls, era el activo más lindo que había visto en mi estadía en la playa más gay de Lima. Tenía una gran espalda, hacía un movimiento sexy con sus labios mientras bailaba y movía su gran trasero de manera única. Y lo mejor, era activo!!!. Algo complicado de encontrar en esta orbe llena de loquitas desesperadas. Lo contemplé hasta que mis ojos pidieron descanso y me fui a dormir.

Cuando desperté había mucha ruido y movimiento, mi carpa y la de mi amiga ahora convivían con cinco carpas más.
- Pilly, que fue?
- Me encontré con unos amigos anoche, les dije que se quedaran con nosotros. Los voy a traer para que los conozcas.
Seguí con la mirada a Pilly. Corría hacia la playa. Pude distinguir que en su camino se encontraba el sexy chico que observé por horas. Dentro de mi, le pedía al señor de los anillos -el único al que le rindo plegarias- que sea él uno de los chicos de las carpas. Pilly llega hasta Bruno y sus amigos y los trae hacia mi. Mi short empezó a tener vida propia, ese niño desataba mis bajas pasiones desde metros de distancia.

Almorzamos juntos, nos bañamos juntos y nos regresamos juntos a Lima. Faltaba mucho para llegar a mi casa pero él se bajó antes y decidí acompañarlo. Corría el riesgo de no volverlo a ver. Aproveché que tenía un poco de hambre para invitarlo a comer. Hablamos mucho, intercambiamos teléfonos y nos despedimos. Desde ese día hablábamos todas las noches. Lo llamaba a las 11 en punto y más de un día colgaba el teléfono como a las 3 de la mañana. Graciás a él (o por culpa de él) pasé todas mis vacaciones en casa gastando mi saldo en vez de ir a mi amado Downtown. No le gustaba salir y yo estaba dispuesto a hacerle compañía aunque sea desde mi casa. Empezamos a salir y conectamos rápidamente. Empecé a trabajar y el tiempo se me redujo. El e-mail era ahora nuestro mejor amigo. Le decía cada diez minutos que me gustaba mucho y él respondía cariñosamente mis mensajes con palabras bonitas y un smile sonriente como sello. Para mí era suficiente, por lo menos hasta que recibí un largo y sorprendente correo.

Hoy me siento extraño y me puse a pensar en como demostrarte que tomas gran importancia en mi. Cuando te vi por primera vez me caíste rebién como si estuviéramos conectados e intenté verte como un posible hombre en mi vida y de verdad no puedo, te veo como un hermano, de verdad te veo así. Quiero ser tu mejor amigo, tu amigo incondicional y me esforzaré para eso porque en la vida tienes que esforzarte mucho para las cosas grandes!!! Sigue siendo el que eres conmigo. Tu amistad es lo mas importante que quiero de ti. TKM Marcos, de verdad te kiero.

Me quedé absolutamente atónito. Luego de un mes y medio de coquetear y decirle frente a frente que me muero por él me dice que quiere ser mi amigo!!! Era una maldición, no sé que había hecho mal pero no estaba dispuesto a atracar tan fácil. Inspirado en las películas para adolescentes que veo a cada rato, sabía que era posible que un chico terminara fijándose en el mejor amigo. Si le pasaba a Lindsay Lohan o Hillary Duff, era posible que suceda conmigo. Así que me convertí en el mejor amigo que pudiera tener.

Había pasado tres meses y mi plan no daba resultados. Bruno era realmente mi mejor amigo y no mostraba señales de quererme de otra manera. Como cada sábado se quedó a dormir en mi casa, aprovechaba mi insomnio crónico para observarlo dormir. Era tan bello como despierto. Imaginaba su cuerpo junto al mío haciendo cosas que los mejores amigos no hacen, pero que deseaba desde el fondo de mi ser que algún día lleguen a ser ciertas. Lo veía respirar, separar sus labios tan sensualmente mientras descansaba, juntar sus brazos debajo de su cabeza y raspar su barbilla sin afeitar con su hombro. Realmente me gustaba. De repente abrió los ojos y me miró fijamente por eternos segundos.
- Todavía te gusto?
- Muchísimo más que antes.

Empecé a llorar bajito y sin quitarle la vista de encima. Con sus manos siempre calientitas secó mis lágrimas. Se sentó frente a mi y me dio un beso. Me asusté y me alejé. Volvió a observarme fijamente y se sacó el polo. Volvió a besarme y yo estaba paralizado. Me sacó la ropa y en silencio y con mucha delicadeza, hicimos el amor, porque eso hicimos, el amor.

Al terminar nos volvimos a vestir y me recosté en su pecho aun algo sudoroso. No me importaba. Poco a poco empezaba a cerrar los ojos hasta que escuché su voz.
- Estás bien?
- Genial, por qué preguntas?
- No. Por nada. Te gustó?
- Me encantó.
- Sabes? Ahora que hemos tirado, he comprobado que de verdad no me gustas.
No dije nada más, no me moví del pecho de Bruno. Simplemente lloré hasta quedarme dormido.